El show debe seguir... o si no mentir
0 Comments Published by Maximiliano on domingo, enero 08, 2006 at 12:55 a. m..
La banalización esta omnipresente en todos los aspectos de la vida cultural. Por ejemplo en el mundo musical, los movimientos que se generan "desde abajo" como una opción interesante frente a la constante “marketinización” de la música, lo que es hoy música masiva, vacía de contenido y sensibilidad, siempre, tarde o temprano, son cooptados por la industria y los medios musicales para transformarlo en un elemento disfuncional a lo que alguna vez fue y entrar en un camino de “desfalcamiento” sin retorno. Evidencia empirica: Lo que significo el “Punk” como movimiento no solo musical, sino generacional entre fines de los 70 y principios de los 80, se mostraba como una rebeldía legitima, nihilista y versatil hacia lo establecido, considerado como injusto. Eso mismo establecido ejercía la censura hacia grupos como Sex Pistols y The Clash (referentes de la sub-cultura punk). Con el tiempo esos mismos conjuntos fueron tentados por la industria discográfica, y así, sus letras contestatarias contra Margaret Tatcher y Ronald Reagan fueron desapareciendo paulatinamente, hasta convertirse en remedos de lo que alguna vez fueron.
Hoy, a mas de 20 años después, una gran parte de la juventud, de la generación “Y”, vuelve a adoptar la moda “Punk”, pero de un punk entendido como elemento funcional a que nada cambie, un punk que no rompe moldes sino que ayuda a darles mas forma. Ahora los referentes de este movimiento no son The Ramones, ni The Clash, ni Buzzcocks. Son Avril Lavigne (que dice nunca haber escuchado a Johnny Rotten cantar “God save the queen”), Blink 182 y Simple Plan entre otros. Los chicos y adolescentes dicen que como ellos no hay nadie igual, que quieren ser rebeldes igual que sus referentes. Son los nuevos "contestatarios", los anarquistas de romper cosas en un centro comercial y después comer una Big mac en Mc Donalds. De criticar a las marcas y después consumir MTV o comprar el ultimo celular que salió en el mercado, esto es la rebeldía de la posmodernidad. Los medios masivos venden el “nuevo punk” y otras sub-culturas también endulcoradas como vanguardistas, vinculadas a la resistencia. Uno al adoptar esas actitudes, se rinde "de pies a cabeza" al capital contra el que supuestamente se lucha.
Toda esta verborréa nos lleva a la conclusión de que así al individuo le imponen una sensación de pluralidad cuando en verdad todo no es mas que una uniformidad disfrazada, encubierta. Se banalizan los valores, las costumbres, y por sobre todo, se superficializa la capacidad de pensamiento del hombre.
Hoy, a mas de 20 años después, una gran parte de la juventud, de la generación “Y”, vuelve a adoptar la moda “Punk”, pero de un punk entendido como elemento funcional a que nada cambie, un punk que no rompe moldes sino que ayuda a darles mas forma. Ahora los referentes de este movimiento no son The Ramones, ni The Clash, ni Buzzcocks. Son Avril Lavigne (que dice nunca haber escuchado a Johnny Rotten cantar “God save the queen”), Blink 182 y Simple Plan entre otros. Los chicos y adolescentes dicen que como ellos no hay nadie igual, que quieren ser rebeldes igual que sus referentes. Son los nuevos "contestatarios", los anarquistas de romper cosas en un centro comercial y después comer una Big mac en Mc Donalds. De criticar a las marcas y después consumir MTV o comprar el ultimo celular que salió en el mercado, esto es la rebeldía de la posmodernidad. Los medios masivos venden el “nuevo punk” y otras sub-culturas también endulcoradas como vanguardistas, vinculadas a la resistencia. Uno al adoptar esas actitudes, se rinde "de pies a cabeza" al capital contra el que supuestamente se lucha.
Toda esta verborréa nos lleva a la conclusión de que así al individuo le imponen una sensación de pluralidad cuando en verdad todo no es mas que una uniformidad disfrazada, encubierta. Se banalizan los valores, las costumbres, y por sobre todo, se superficializa la capacidad de pensamiento del hombre.
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