Nicho en deconstrucción


Loveland


B-52 es una banda a la cual conocí durante mis tiempos de chaval, mas o menos cuando tenia 6 años. En el contexto de ese entonces, alla por el 1992, mi mamá estaba en estado endorfilico con esta banda de Athens. Ponía a diario sus discos, sobre todo Good Stuff, que en esos tiempos era su producción mas flamante.

Te dicen cien veces una palabra y te gusta... me repitieron cien veces Good Stuff y me terminó gustando en esa etapa de mi vida, cuando mis oidos apenas eran como un cascaron sin abrir. Pero desde hace unos años, ya con mi capacidad de escucha mas pulida, me parece un disco de lo mas pedorro, lo mas flojo de estos muchachos, que ya estaban bastante viejos y sonaban maduros alla por principios de los 90. Otra vez la mutación atroz. Toda banda divertida que deviene en madura significa una muerte musical, lenta y dolorosa, a la cual no le queda otra opción que la eutanasia (Ver; Stephen Malkmus, New Order, Ian Brown, etc.). Pero bueno, mejor hablo de ello en otra ocasión porque lo que me trajo aquí a escribir no fue ese trago amargo, sino el explicar porque B-52 es una banda que me fascina a pesar de su triste final*.




0 Responses to “Loveland”

Publicar un comentario